Este miércoles fue el ocaso de una muerte que se venía anunciando desde el pasado martes y es que la Superliga ha visto bajarse en 24 horas al 90% de sus miembros fundadores. Solo Real Madrid y Barcelona no se han pronunciado, aunque se sabe que el conjunto catalán está más fuera que dentro, ya que la última palabra sobre su ingreso o no a este torneo quedaba en manos de los socios.
Desde el pasado lunes, a horas de haberse dado a conocer la creación de la Superliga, aficionados en todo el mundo saltaron en contra de esta nueva iniciativa encabezada por varios de los clubes más ricos y poderosos del futbol. Con protestas afuera de los estadios y haciendo evidente su descontento en redes, los aficionadas buscaban poder un alto a esta nueva liga que solo es para unos cuantos.
Las amenazas de la FIFA y la UEFA con eliminar a los clubes que participan en la Superliga de la Champions y Europa League, de los torneos locales y negarle a los jugadores que militan para dichos equipos la posibilidad de jugar cualquier torneo organizado por alguno de estos entes, se sumaron a la revolución impuesta por los aficionados.
El martes los equipos ingleses participantes se fueron bajando uno a uno del barco, trayendo consecuencia a niveles directivos, como la salida inesperada de Ed Woodwark, presidente del Manchester United. Uno a uno fueron cayendo hasta hoy miércoles, cuando los tres equipos italianos también anunciaron su salida de la Superliga.
Milan e Inter haciendo ver que en este momento las condiciones no son propicias para la creación de una nueva liga y la Juventus siendo tajante en que se salieron no por convicción, sino por presiones recibidas de los otros clubes italianos. A la salida de los equipos de la Serie A se les sumó el Atlético de Madrid, dejando solos a Barcelona y Real Madrid.
Los blaugranas tampoco tienen deseos de continuar, ya que los socios tampoco estaban de acuerdo en pertenecer a la Superliga, por lo que el proyecto encabezado por Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, ha visto como ha perdido una batalla ante la masa de los aficionados y el rigor de los que controlan y seguirán controlando este deporte.